lunes, 19 de julio de 2010

Ética y evolución del factor humano. Caso Latinoamericano

Ética para la demografía
Durante las décadas del modelo de la industrialización por sustitución de importaciones es decir, entre 1930 y 1980, se dio en Latinoamérica un rápido proceso de edificación de ciudades que llegó a un 65% (UNPD, 2002). Este proceso, sin embargo, ocurrió de manera totalmente desigual: las ciudades más importantes (en general las ciudades capitales) tuvieron un crecimiento sobre-proporcional, siendo su pronunciada posición de predominio demográfico el resultado de la centralización del desarrollo económico. La industria que fue construida en cada uno de los países de la región, durante la época de la sustitución de importaciones se concentró en algunas cuantas ciudades, al igual que la ampliación de la infraestructura social o de las instituciones estatales. Así, las metrópolis se convirtieron en el epicentro económico de sus respectivos países y en el centro principal de crecimiento demográfico.
La profunda integración de Latinoamérica en el mercado internacional ya sea el norteamericano, europeo, asiático y el de la propia región, resultan del aumento de exportaciones, exige la descentralización de la economía, ya que las instalaciones de producción dirigidas hacia el mercado internacional no se encuentran generalmente en los centros económicos tradicionales. Sin embargo, la globalización también trae consigo tendencias centralizadoras, ya que los servicios avanzados que requiere se encuentran concentrados en las capitales. Por lo tanto, no se puede llegar a la conclusión general de que la globalización conduce a una descentralización de las redes urbanas en Latinoamérica. Más bien, a diferencia de la época de la sustitución de importaciones, se producen superposiciones complejas –y en parte contradictorias- de diferentes dinámicas. Por ejemplo es completamente posible (y de hecho bien documentado en el caso de México) que la industria, y junto con ella la población, vivan un proceso de descentralización, pero que el poder económico en forma de valiosos servicios efectúe el movimiento contrario, es decir, que se concentren en la capital o en algunos distritos de la capital. Parecidos son los casos de Venezuela y Colombia.
Por otro lado la perseverancia humana por su supervivencia es quizás es una de las razones, por las que existe la idea y el concepto lógico de la ética demográfica, ello debido a que un comportamiento racional del uso de los espacios y recursos de la tierra, ayudaría a que el ser humano tome conciencia ante el valor de las realidades básicas demográficas de su entorno tales como; su efecto ante la vida, la importancia de la familia como eje central de la sociedad, la solidaridad entre las personas o países, entre otras.
Una mejor calidad de vida de los seres humanos y su valor ético, pasa por elementos sociales, económicos y culturales, como por ejemplo: el nivel de vida, acceso a la canasta de alimentos básica, una vivienda cómoda para los miembros del grupo familiar, poder acceder a una educación digna, etc. No obstante su no satisfacción, provocada en buena medida por el crecimiento de la población ha incidido de alguna forma, para que la evolución demográfica trascienda a la migración, por lo que también se hace necesario estudiarla. Existen las emigraciones rurales, emigraciones desde regiones antiguamente industrializadas, emigraciones hacia tierras prometedoras o con porvenir. Tomando como análisis que esto dependerá de las características de cada país, su evolución, población y aplica tanto para aquellos países que reciben inmigrantes, como para aquellos donde prevalece la emigración.
Ética para el aborto
Decidir sobre la vida de otro ser, debe concebirse como una decisión soberana de un ser individual y por ende tener consecuencias sociales, no obstante no puede ser regulada por el Estado o la ideología religiosa; abortar o poner fin a su propia existencia es una decisión extrema del individuo según su conciencia. Es una doble moral apegarse a cualquier religión en estos temas, porque es un modo malicioso de convertir en asunto de Estado lo que pertenece a la vida individual en muchas ocasiones.
Se ha dicho en estas convulsionadas ciudades y también en los guetos incontrolables que a través de la reducción de la población se podría lograr el ahorro presupuestario de las naciones o de forma individual la no obstaculización de los proyectos a futuro de una pareja o grupo familiar. Ahora bien, hasta que punto esto es verdad, veamos según diversos ámbitos del estudio como asocian este reajuste demográfico.
En la Legislación:
Hasta hace poco constituyó el aborto un delito en casi todas las legislaciones modernas; el no intencional o culposo, ocasionado sin el propósito de causarlo y el honoris causa, practicado para impedir la deshonra de la embarazada.
Entre los romanos el aborto fue considerado como una grave inmoralidad, pero nunca como un delito. Por su parte, en el derecho azteca el aborto era castigado con la muerte de la mujer y de quienes la ayudaban a llevarlo a cabo.
En la Religión:
En México, la religión predominante es el Cristianismo, la Iglesia Católica siempre ha considerado al aborto como una falta grave. En el Código de Derecho Canónico se castiga con la excomunión (que es la separación de la comunión de los fieles) no sólo a la madre, sino a todos aquellos que de alguna forma lo intentaron directamente, así como los que cooperen con él tanto física como moralmente.
Me parece que las mujeres feministas católicas debieran rechazar este canon eclesiástico, que discrimina y denigra a la mujer, irreparablemente.
En la Filosofía
En al ámbito filosófico, el aborto tiene alcances éticos, de una ética laica. El problema que se manifiesta es el de saber si es moral o inmoral su práctica reflexiva, independientemente de los casos permitidos o prohibidos por las leyes. No se trata de legalidad, sino de moralidad y no todo lo que es legal es moral, existen conductas permitidas legalmente, pero considerablemente inmorales.
El problema filosófico fundamental es, establecer en qué circunstancias el producto de la concepción es no sólo vida, sino concretamente "vida humana", pues vida biológica sin duda lo es.
Humberto Eco, comenta en su libro: “Entre Mentira e Ironía” (Editorial Lumen, l998, p. ll6-ll7) al escritor Achille Campanille, en el artículo "Lo cómico como extrañamiento", dice que también los niños mueren, "porque tienen la desventura de ser pequeños hombres y, encima, pueden morir antes de haberse convertido en hombres". Y luego cita lo que Campanille dice, con un humor funerario, como la llama Eco:
"Y he aquí que el carro blanco, con los angelitos de madera, avanza trotando entre el gentío de la ciudad. Por lo pequeño del carro se entiende que debía de ser un niño muy pequeño (...). Hay qué ver cómo se quitan todos el sombrero al paso de este niño. Sólo por el hecho de que ha muerto. Incluso los oficiales se llevan la mano a la visera, como si saludaran a un general; incluso los guardias urbanos se ponen firmes, como si pasara el gobernador; e incluso los cocheros, que se hacen los longuis (los desentendidos) con los hombres maduros, se apresuran a quitarse la gorra, mientras los tranvías y los automóviles se paran en filas, sin protestar."

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